En estos meses “sobreutilizando” nuestras viviendas, hemos descubierto de manera intensa sus bondades y sus posibles mejoras. Teletrabajando, compartiendo enfermedades con exigencia de confinamiento, cocinando o haciendo deporte; nuevos usos hace unos meses impensables (o no necesarios) van a requerir repensar nuestros hogares.
+ESPACIO
En general, tenemos los m2 bastante reducidos y justos comparados con los países del entorno (no comparable con otros estándares fuera de Europa). Somos una sociedad que vivimos mucho la calle y quizás cambie a partir de ahora. Para lograr mayor sensación de amplitud podemos poner el acento en:
-La versatilidad: El cambiar mobiliario de posición, esconderlo, sacarlo, abrirlo o cerrarlo genera nuevos escenarios que enriquecen nuestra forma de vida. Los espacios elásticos (un tabique fácilmente trasladable por ejemplo) permiten una reacción rápida ante los cambios combinando los espacios cocina-comedor-salón de distintas formas.
-Metros cúbicos: El uso del diseño en altura (almacenaje, dormir, zona de estudio) es en muchos casos posible. En este ejemplo os mostramos una vivienda con una planta de 30 m2 útiles, pero con diagonales en altura de más de 7 m, que generan una percepción del espacio mucho mayor que la real.
-Sectorizar zonas aanitarias limpias y aucias: Es un planteamiento que hemos tenido que improvisar en muchos casos, pero que ahora se puede repensar con calma.
-El orden: Los grandes gurús del orden nos han ayudado estos meses a organizar lo necesario y desprendernos de lo no utilizado en los últimos años (que rara vez volverá a tener vida útil). No debemos de tener miedo a tomas decisiones y aligerar nuestra mochila de ropa, libros y muebles innecesarios. Y quedarnos con lo útil y lo sentimental
